sábado, 28 de abril de 2012

Cartas

No puedo considerarme lo suficientemente viejo como para referirme a las cartas con la típica frase de: "en mis tiempos lo único que existía eran las cartas y podías tardar semanas en recibir la respuesta". No. Porque yo me estrene con esto del correo electrónico.

Y es que las nuevas tecnologías están bien. Pero no hay nada como "lo clásico", "lo de toda la vida", "las buenas costumbres", "los buenos vicios". Así es, esta entrada va para aquellos trozos de papel que hemos olvidado en nuestros cajones más oscuros, en nuestros bloques de recuerdos olvidados, en el armario con las fotos de nuestro bautizo, en esa caja de zapatos que guardabas debajo de la cama. Las cartas.

Hoy en día podemos hablar con una persona de mil formas diferentes, ya sea por correo electrónico, por el messenger, por las redes sociales, por el whatsapp, por teléfono, por el skype y otras formas electrónicas. Pero quien, a fecha de hoy, utiliza las cartas como medio de comunicación? Sin contar a las grandes compañías que envían las facturas todavía por correo ordinario. Yo no conozco a nadie que se ponga en contacto con otra persona por carta.

Pero lo cierto, es que actualmente descuidamos más los medios electrónicos que el ordinario. O es que vosotros no os emocionáis todavía cuando llega una carta a vuestro nombre y no es de Telefónica, Iberdrola o BBVA? Yo sí.

Hace poco más de una semana, envíe una carta, y ha tardado 1 semana en llegar la respuesta. Un tiempo relativamente corto para la distancia que tenía que recorrer.
Todavía recuerdo la sensación que tuve mientras escribía. Una sensación de estrés y agobio, porque tenía que resumir tantas cosas en una simple hoja de papel. Al final rellene 4 hojas.

Y la emoción de tener el sobre en mis manos, y ver como la caligrafía del emisor se podía observar debajo del papel amarillo del sobre. Esa emoción no es comparable con la de ver 10 correos en la Bandeja de Entrada, de los cuales 7 son publicidad y los otros 3 son de la universidad.

lunes, 23 de abril de 2012

La mente y sus juegos

Es curioso como funciona nuestra mente, ya puedes estar donde te dé la gana, que ella la mayoría de las veces hará también lo que le dé la gana. 

No me podréis negar que alguna vez os ha pasado eso de "si... si lo sé, pero no me acuerdo" o "aaahhh, lo tengo en la punta de la lengua" o "como? ah sí ya lo sé". Esos momentos en que pasas de saberlo todo a no saber nada y viceversa. Esos momentos en que tu mente esta jugando.

Los peores momentos en que se puede poner a jugar la mente son los que me han hecho recordar esta interesante teoría, y es que cuando más quieres acordarte de algo, ella más juega. Seguro que también habrás escuchado que durante el día no puedes atender en clase, pero cuando estas por la noche en tu cama, no paras de dar vueltas y vueltas a millones de temas sin sentido.

Es por eso que la teoría dice que cuando tu quieres más ella te dará menos, y cuando tu quieres menos ella te dará más. Y por tanto en ambos casos acabaras maldiciendo tu cabeza. Para los más escépticos os dejo la confirmación matemática de que esto es cierto: (-)*(+)=(-) || (+)*(-)=(-)

Pero, no sé si alguna vez habéis probado a desatar todo vuestro potencial creativo que albergáis en la mente, como cuando antes de dormiros empezáis a crear vuestro mundo de fantasías, donde has aprobado todas las asignaturas, o eres un superhéroe, o vives en un mundo de gominolas o donde los profesores de matemáticas solo hacen que poner como deberes jugar a la playstation. Pues es en esos momentos donde vuestra mente juega con vosotros (+)*(+)=(+).

Y sin irnos más lejos la última de las teorías también es fácil confirmarla: (-)*(-)=(+). El mejor caso para demostrar ésta, lo descubrí la semana pasada en clase, cuándo mi mente pedía a gritos cerrarse y esconderse y yo hacía rato que le había concedido ese placer, el resultado fue, como se demuestra en la ecuación, positivo.

domingo, 15 de abril de 2012

La fe

Después de haber pasado unas fiestas de pascua uno debe volver a sentarse frente a la mesa y ponerse al día. Yo he decidido repasar el día, repasar más exactamente estos últimos días o semanas.

Y he sacado algo en común en todos los días de pascua. La fe. Y es que en todos ha aparecido, de un modo de otro, alegrándome o entristeciéndome. Recordando estos días me acuerdo que cuando uno alarga sus problemas internos que posiblemente muchos tengamos, termina tentando la fe, poniendo a prueba la fe.

Y es así, sin embargo, cuando la fe se pone a prueba, siempre está a tu lado alguien o algunos que te ayudan y fortalecen.
Por ejemplo, he pasado 3 días estupendos apartado de todo dolor de cabeza, de cualquier problema, de todos los agobios del día a día, de la familia (que a veces puede llegar a ser una cruz), para mí ha sido irse al cielo, donde no hay ningún problema, donde el dolor mientras trabajas significa risa, donde la lluvia significa mojarse bajo la lluvia, donde el frío significa que alguien va a darte calor. Y es ahí donde he encontrado a gente maravillosa que consigue alegrarte solo con su presencia, con su risa, con su voz, con su cabeza calva, o con su tono de voz, o con cualquier estupidez que se os ocurra (a mi ya no se me ocurren más), pero es así, es cierto.

O por ejemplo, dos días que he disfrutado de una buena paella y la compañía de prácticamente toda la parroquia, de igual modo, esos días se han apartado todos los problemas y agobios, y ha aparecido el momento de jugar, de reír, correr, disfrutar, relajarse... hasta de quemarse bajo el sol.

Todos los días la fe se pone a prueba, en algunos es una tentación fuerte otros menos posiblemente porque esté más distraído, o porque tengo más apoyos donde descansar mi carga.
Pero, lo único que existe que relacione todos estos días y le de sentido a todo, es decir, que una cada día, cada acontecimiento, cada persona que me ayuda, el único motivo por el cual mi fe es tentada día a día y el único motivo por el cual sigo en pie es Dios.